Tengo una estela de aquel mar perdido
en el ventanal de la casa vieja...
recuerdos lejanos se funden en mi memoria
quizas buscando el olvido a manos de aquel pasado tan feliz.
Mi perro, mi patio, la casa, el rosal, mis cosas
y aquellos recuerdos de la vieja estacion
donde el pasar de un tren causaba algarabia
y la llegada de un beso causaba emocion.
Ya no tengo quince años, amada mia.
Ya no me invites a correr tras tu silueta
por aquel mar perdido y sin amor.
Vayamos a correr tras el crepusculo
buscando en tu boca un beso y en el beso una ilusion.
De aquellos recuerdos lejanos resurge una mariposa:
la mariposa triste de noches sin amor.
¡Ay!... mi soledad en su desesperacion te llama
y su voz se pierde en el eco maldito de aquel adios.
Primaveras febriles que desde entonces dormidas vuelven,
noches fulgurientas que me repiten la misma historia.
¿Como olvidarte, si tus recuerdos muerden?
¿Como olvidar aquel pasado, si persiste en la memoria?
¡Entonces sera morir recordando aquel ayer!
contemplando aquella estela en el ventanal sombrio
y sintiendo como fenece aquella mariposa
con el pecho desolado y triste igual que el mio.
Alguien me pregunto como llego hasta mi ventanal
la estela de ese mar perdido...
La trajo en la lluvia tu recuerdo...
La trajo la soledad de mi alma en el hastio.
Elio Constantino y
Albo Aguasola